Cuando escuchamos a Jorge Glem interpretar junto con Yoav Eshed el mítico Volver, debemos entender que es así
Las sonoridades de ambos recuerdan algo que no es común ni en Cumaná ni en la lejana Jerusalem. Te invito a disfrutar esta excelente pieza musical
Poder extrapolar un significado es un privilegio. Palabras más, palabras menos, el poeta mexicano Sergio Mondragón dijo que a todos nos inquieta la misma pregunta. Cuando escuchamos a Jorge Glem interpretar junto con Yoav Eshed el mítico Volver, debemos entender que es así. Las sonoridades de ambos recuerdan algo que no es común ni en Cumaná ni en la lejana Jerusalem. Recuerdan al Buenos Aires de Echeverría y Villoldo, recuerdan ochavas y entreveros del 900, al húmedo Maldonado y a los curdelos de grappa buscando a Montparnase al caer la oración. Nos inquieta la misma pregunta, respondida por esos extraordinarios músicos, capaces de transmutar el sentido del tango hasta estos días sin fe ni ley. Nos inquieta el pasado que vuelve errante en la sombra para buscarnos y encontrarnos en el más abstracto de los sentidos y hacernos inclinar ante el paso del tiempo, esa tardanza del porvenir que de algún modo se hace memoria, memoria melódica y armónica, y que nos enrostra la distancia al hacerla inútil cuando escuchamos un tango universal hecho con dedos duros.
Volver – Jorge Glem & Yoav Eshed
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