Tuvimos hoy, como de privanza con el tiempo, la oportunidad de escuchar el repertorio de música popular latinoamericana que a su agradecida audiencia cantó Maruja Muci en El Cerrito
Con un acompañamiento rico en cadencias y sonoridades bien organizadas, Maruja interpretó desde el famoso Chamamé de Jorge Fandermole, La oración del remanso, hasta un rucaneao caraqueño con su habla más característica. Mención especial merecen las piezas de su autoría. España, bien integrada al repertorio, contó con Las tres cruces del olvido. La calidez del color vocal y la expresión resultantes en es ese tema fueron parte del horario estelar del recital. Chico Buarque, Otilio Galíndez, Jobim y especialmente Fito Páez integraron la autoría del programa también.
Maruja, como la » luna de los pobres, siempre abierta» elaboró un repertorio con extremos amplios y comprometidos. Su estilo interpretativo, llano y extrovertido, prodigó momentos especialmente gratos y evocadores. Mirarla sentir su canto cifró la parte íntima de su espectáculo; Ofrendó su corazón al cantar, nada justifica mejor el aplauso sin mediaciones que recibió de nosotros.
Ficha técnica de los músicos acompañantes: en el Piano Leandro García, en el bajo y la guitarra Henry Paul Díaz y en la percusión Efraín González.
Evento realizado en Villa Planchart en el Cerrito de Lomas del Mirador, Caracas el jueves 10 de octubre de 2024.
Créditos y Agradecimiento para todos los involucrados en la producción del video
¿Conoces el Vals venezolano?
El valse venezolano encuentra sus raíces naturalmente en las músicas de salón europeas, y viene del waltz que en el siglo XIX fue el estilo de danza más popular y celebrado en los salones europeos.
La melodía, generalmente en ocho compases, es entrecortada e insinuante, rompiendo de forma atrevida con la métrica europea y jugando con los silencios y compases de forma graciosa y saltarina. Esta influencia del valse llega a los serenateros y compositores románticos, quienes divulgaron ampliamente el vals-canción.
El vals venezolano se escucha en ciudades capitales como Valencia, Barquisimeto, Maracaibo y Caracas —a fines del siglo XIX y comienzos del XX—. Nuestro vals ya ha alcanzado una peculiaridad criolla que se muestra tanto en la corriente culta como en la popular.